viernes, 30 de enero de 2015

Recorriendo senderos de gloria


   


Si cualquier día, dando una vuelta por la calle, os acercáis a algún kiosco de prensa, descubriréis que en realidad son reducidas islas de información flotando en medio del mar  del tráfico, el ruido y las idas y venidas de las gentes de paso. Desde las revistas de punto de cruz, de pesca, de astronomía hasta las de cotilleos, junto con libros, coleccionables de lo más inverosímil, también encontramos juguetes, cromos, chicles y, claro está, en medio de todo, medio escondidos, los periódicos del día. En algunas de estas islas también podemos encontrar películas de colecciones pasadas, metidas en un cartoncillo endeble, que han quedado en tierra de nadie descolgadas de su periódico acompañante. Pues así, cotilleando entre los DVDs náufragos amontonados en el rincón de "a un 1€", me encontré sin yo saberlo con una auténtica joya entre las arenas de una de estas islas.

   Se trataba de una película protagonizada por Kirk Douglas y dirigida por Stanley Kubrick... otra cosa no sé, pero mala imposible que fuera y por un euro... No, no es "Espartaco", ya os habréis dado cuenta, sino "Senderos de Gloria", de 1957. Una auténtica maravilla de película que, como es de la 1ª Guerra Mundial y esta guerra no fue tan vistosa como la Segunda, pues mi ignorancia no me dejó ver. Pero, como al final la curiosidad es más fuerte que la tozuda ignorancia, me la llevé a casa.


Se trata de una de esas historias que caen en el olvido de no ser porque alguien decide hacer justicia. En este caso fue Humphrey Cobb, un escritor que en 1935 se hizo eco de un terrible hecho que tuvo lugar en esta despiadada contienda. Cobb había ido a la guerra y conocía bien lo que contaba en su novela. Y muchos años después llegó S. Kubrick y quiso llevarla al cine junto con volcado en cuerpo y alma K. Douglas. Ambos obraron el milagro. Pero la película no se estrenó hasta mucho tiempo después. En Francia hasta 1975 y en España hasta ¡1986!. Sacad vuestras propias conclusiones. Estos dos gigantes del cine levantaban ampollas allá por donde iban y no se cortaban al denunciar ciertos hechos así que una peli de guerra, que en realidad no era de guerra sino todo lo contrario, resultaba ser una verdad incómoda. La verdad siempre molesta a los de siempre, claro.


   En "Senderos de Gloria" podemos ver ( o leer si acudís a la novela publicada por la editorial Capitán Swing) lo absurdo de la guerra, de las decisiones de los altos mandos para controlar a unas tropas que parecen ser las únicas en ver ese absurdo, usadas como carnaza por unos remilgados de despacho que se divierten como chiquillos planeando asaltos mientras degustan una comilona como si de un gigantesco monopoli bélico se tratara. No os quiero contar nada de la trama para que la vayáis descubriendo vosotros mismos, a ver qué cara de alucinados se os pone según avanza. Las interpretaciones de todos los actores son increíbles y la mirada de Kubrick, una pasada. Sus planos y su cámara al hombro entre interminables trincheras, su manera de transmitir emociones hasta el último minuto... hacen que parezca una película mucho más actual. Siendo un film bélico, o antibélico, llama la atención que al enemigo nunca se le ve por ninguna parte, quizás porque en realidad esté a nuestro lado, entre los nuestros.



   Ya no quedan personas vivas que vivieran de primera mano aquella guerra, pero quedan a nuestro alrededor muchas otras que han seguido sus particulares senderos de gloria a través de otras trincheras de la vida. En el mundo en el que vivimos, empachado de tecnología, donde hordas de zombis y autistas caminan por las calles, en los autobuses y el metro, sumergidos en conversaciones donde la comunicación no verbal, ésa que los expertos estiman como el 93% de la información relevante, brilla por su ausencia, pues en este mundo nuestro que hemos creado o nos han creado, me asusta que nos olvidemos de otras cosas, como de comunicarnos con calidad. ¡Vaya paradoja! Ésta supera a las de la física que tanto gustan a los teóricos de la ciencia, nunca hemos estado más comunicados sin embargo da sensación de todo lo contrario.


Y es que estamos perdiendo la comunicación esa de mirarse a los ojos con la persona que se supone tenemos delante porque quizás estamos mirando la pantalla "conversando" con otra. Al final, la comunicación del tipo "Amigos que se cuentan con los dedos de una mano", cara a cara, pasa a ser del tipo "Tengo 200 amigos en Facebook". La comunicación con los hijos, que nos cuentan sus historias del día, sus ilusiones y fantasías, pasan a ser cada vez menores y de peor calidad porque mientras hablan estamos mirando el móvil a ver si alguien nos ha enviado algo. Para colmo algún avispado pensará que de esta forma los niños aprenden a integrarse en las nuevas tecnologías y que con la gente también hay que comunicarse así. Luego nos quejaremos. Y, por último, la comunicación del tipo "Batallitas del abuelo". Os podéis reír de esta tipología, me la acabo de inventar, no problem. Ésta última, como digo, ha pasado prácticamente a la historia y era de las buenas, hechos y anécdotas contadas a media voz, sin prisa y usando más de 118 caracteres. Y es que, aunque creamos que no, ya no sabemos escuchar ni prestar atención a lo importante y nos estamos perdiendo la esencia de otras vidas, un legado que parece estar en el poste de los fusilados de "Senderos de Gloria" porque algo hay que sacrificar en pos de la locura de lo absurdo. Y sustituimos la llamada de teléfono por el mensaje escrito, las emociones por emoticonos, sí, si son muy graciosos, pero nos perdemos esas emociones que campan a sus anchas en medio de una buena conversación y que nos envuelven en una nube mágica cuyo recuerdo perdura de por vida. Vaya sermón he soltado y ¡qué a gusto me he quedado!




   Os propongo un experimento. Escuchad a vuestros mayores y sus historias porque son maravillosas, llenas de injusticias, de penalidades y logros, de supervivencia y de senderos de gloria, que hay muchos... Haced justicia, que ese saber no se pierda entre el barro de las trincheras. Haced algún voluntariado con gente mayor o  simplemente charlad con alguien en un parque. Pasad del móvil y mirad a los ojos, haced hablar a vuestros mayores, es fácil sonsacarles historias increíbles y estarán encantados de hacerlo. Hay muchos tesoros enterrados en la arena, solo hay que saber buscar y escuchar. Vais a alucinar. Ah, y luego si queréis twitteais el resultado del experimento ;)


  
 Disfrutad de esta obra maestra. Para abrir boca tenéis montones de videos en YouTube.


Senderos de Gloria - Patriotismo






Stanley Kubrick Tribute