lunes, 14 de diciembre de 2015

Ideas para regalar en Navidad... o cuando sea



 Llegan  las entrañables fechas navideñas y todo a nuestro alrededor grita: ¡Compra, compra!, dándose el pistoletazo de salida con el BlackFriday. La Navidad se ha convertido en el resultado de un extraña ecuación donde uno de los factores con mayor peso es el de regalar. Así que vamos a ello con entusiasmo gastándonos lo que no tenemos.

  Un día descubrí lo que era hacer un regalo diferente, era algo que ya sabía pero que nunca había vivido en directo de manera tan intensa. Y es que el eco emocional de aquel regalo fue mucho más duradero que el del perfume o el disco de moda.
  • Situación: Grupo de alumnos adultos haciendo el Amigo Invisible (sí, habéis leído bien, adultos)
  • Reglas del juego (para los que las desconozcan): Se pone un máximo de dinero acordado a gastar en un regalo para alguien del grupo que sólo nosotros conocemos y que nos ha tocado por azar. Durante una o dos semanas intentamos conocer los gustos de la persona a la que debemos regalar y al finalizar el plazo se convoca una reunión donde se revela quién es nuestro amigo invisible y se hace la entrega de regalos. Una variante del juego es que a lo largo de esos días de inquietante espera e hipótesis detectivescas se pueden mandar mensajes secretos a un buzón (caja de cartón) sin que nos descubran.
  • Objetivo: Se trata de crear lazos y buen rollo entre los miembros de un grupo. Quizás te toque regalar a alguien al que detestas o te sorprende alguien en el que jamás te habías fijado, ahí está la gracia del juego.


  Hubo alguien que dejaba cada día un mensaje en el buzón. Cada uno de ellos formaba parte de un cuento original inspirado en la persona a la que tenía que regalar. Ni que decir tiene que la destinataria estaba encantada con aquellas misteriosas píldoras de emoción que la sumergían en una aventura estrafalaria y entrañable en la que era protagonista, algo que no sentía ser en su vida real. Deseaba acudir al buzón cada día para continuar con el siguiente capítulo del serial que mantenía su intriga. Su amigo invisible se había molestado en ver más allá de sus deseos y gustos a golpe de palabras imaginadas ex profeso en aquella mágica historia. El último día su amigo ya visible le hizo entrega del final del cuento junto con un pequeño detalle relacionado con el mismo (comprado en la tienda de chinos de la esquina). Aquel insignificante regalo le había ofrecido muchas cosas como ilusionarse como una niña o preguntarse algunas cosas sobre sí misma.


   La forma de regalar y lo que se regala es importante. A veces, algo hecho con el cariño de nuestras manos o la pasión de nuestra imaginación es perfecto. Si aceptamos este tipo de regalos de los niños ¿por qué no de los adultos?

   Regalar experiencias y buenas emociones hechas a medida (y no de las de las cajitas esas de tres noches de hotel + spa o conducir un Ferrari precisamente) es una forma muy potente de decirle al otro que nos importa sin pasar por la frialdad de una fila de cajas.

   Los anuncios de televisión son variopintos en esto de dar consejos sobre qué regalar. Hay uno de un coche que regalan a una futura novia. El día de la boda ella declara sin cortarse ni un pelo que es el segundo día más feliz de su vida. El primero había sido el día que le regalaron el coche. Así es, anteponemos lo material al amor y eso se usó en clave de humor por los publicistas, aunque creo que expresa algo muy común en nuestra sociedad, donde se sustituyen objetos por horas de compañía, charla o por hacer algún favor. Que conste que no culpo a la novia, el coche le dará muy buenos momentos, aunque creo que su matrimonio no va a durar mucho. Algunas personas prefieren algo material o una mascota que a un ser humano (yo a veces también, depende del humano) así que ¡aceptemos coche como amigo íntimo!

   Un regalo o un regalazo convencional está genial, por supuesto, pero hay muchas otras opciones: el que sale del hospital después de casi no contarlo, el que viene a cenar y dábamos por perdido, la llamada (y no wassap) de alguien que se acuerda de ti y que hace siglos que no sabéis nada el uno del otro, el de invitar a alguien a tomar algo porque sabes que se siente mal y hacer que eche unas risas sin tener que hablar de nada trascendente... o, por ejemplo, el de no comprar el típico imán de nevera de recuerdo de vacaciones a una amiga y en cambio regalar unos pedruscos encontrados en la playa... la cara de "¿Qué es esto, por Dios?" es normal, claro. Hay que explicar que no eran unos pedruscos cualquiera... Estando a unos pocos kilómetros de la mítica Cueva de Altamira y siendo pintora pues ¿qué mejor que ofrecer la materia prima que tenía el creador de los famosos bisontes? 




Aquellas piedras pulverizadas mezcladas con un poco de agua se convertían en los mismos pigmentos que utilizaron en una obra maestra de la humanidad con miles de años de antigüedad. No habían costado nada, estaban allí al alcance de cualquiera, montones de ellas. Para alguien que entiende de Arte supusieron un momento de inspiración, una conexión con creencias del pasado remoto llevadas al presente mientras realizaba su propia interpretación sobre un papel. Y eso no se puede comprar en ninguna tienda.

   Aún así, tened siempre en cuenta que la gente está acostumbrada a la idea de que un regalo es un paquete envuelto en papel y cintas de colores y con el ticket preparado si desean cambiarlo. Nos han comido la cabeza con eso y si nos salimos del guión puede chocar e incluso ofender.

   Algo a tener en cuenta es que regalar no es comprar lo que nos gusta a nosotros para que les guste a los demás... Sí, sé que es difícil pero uno puede separarse de sí mismo e imaginarse en la piel de otra persona. Ya sabéis: no proyectéis lo que os gusta a vosotros creyendo que es lo que quieren los demás, probablemente no es así y quedaréis como unos egocéntricos. Hay que pensar siempre en el otro, haciendo un buen ejercicio previo de empatía y de molestarse por conocer sus ilusiones y anhelos o, simplemente, sorprenderle y que esboce una sonrisa, y eso es hacer magia.

   Otra cosa muy importante en esto de los regalos es que hay que hacerlos de corazón, sin esperar nada a cambio. Estamos acostumbrados a que es de educación devolver el detalle de manera más o menos equitativa, pero si no esperamos nada a cambio entonces podemos pensar en esa persona de verdad, no en nosotros mismos y en el regalo que nos espera de vuelta. Pensad que regalar ya es en sí mismo un regalo para nosotros por la satisfacción de provocar en el otro alegría. Regalar es como dar la libertad a un ave cautiva.



   Sea lo que sea que sus majestades los Reyes Magos tengan a bien traernos, será bien recibido, pero no olvidéis la cantidad de cosas que podemos pedir en nuestra carta y regalar nosotros también.

   A continuación os dejo varias ideas para regalar en Navidad o cuando sea (el regalo de "porque me apetecía" es maravilloso)
  De entre estas ideas las hay sencillas y también sofisticadas, todo depende de quién queramos que se sienta genial.


Ideas para regalar en Navidad (o cuando sea):


- En la película "Adaline" (que no es santo de mi devoción) hay varios ejemplos: en lugar de regalar flores pues regalar libros que tratan sobre las flores a una apasionada bibliotecaria, regalar la visita a un rincón secreto de la ciudad y de la historia que nadie conoce.



- Lo de los Abrazos Gratis... ¡qué buena iniciativa fue aquella! Regalar un abrazo es impagable.



- Llevar a alguien impedido a un sitio especial cargado de buenos momentos para que los rememore (siempre que estemos seguros de que los quiere rememorar)

-Ceder a una petición de juego de nuestro perro, ellos también necesitan que les regalemos cariño y atención.

- Sorprender a nuestra pareja con la maleta hecha en la puerta de casa para cuando llegue del trabajo comunicar que os vais a coger los dos un vuelo a un lugar que no vas a revelar hasta llegar al avión.

- Escuchar con atención e interés a alguien hablar y hablar de sus problemas sin interrumpir, juzgar, sugerir ni aconsejar hasta que nos lo pida expresamente (si es que lo hace)

- Sorprender con una invitación a alguien que no se la espera



- Hacer una pequeña excursión sorpresa rompiendo la rutina a un lugar anhelado desde hace tiempo por la persona en cuestión.

- Pedir perdón por algo que hicimos mal, aunque fuese hace mil años y aunque sea nimio.

- ...

decidme... ¿ cuáles son vuestras propias ideas para regalar ?

¡Felices Fiestas y Felices Regalos!