sábado, 9 de julio de 2016

El viaje de nuestras vidas

  

   Ahora que muchos tendréis planificadas vuestras vacaciones y el objetivo a cumplir en las mismas (descanso, juerga, estudios, religioso, cultural, aventura, desconexión, etc ) me gustaría que pensarais en cual fue el viaje de vuestras vidas, ese que os marcó a fuego en la memoria momentos inolvidables, buenos o malos, emociones y encuentros, aquel con el que os empapasteis de todo lo que veíais y aprendisteis de vosotros mismos.

Si sois personas viajeras, de esas que tiran por el camino menos transitado, que gustan mezclarse con los aromas y costumbres siguiendo el dicho de "allá donde fueres haz lo que vieres"... os será difícil elegir un viaje porque todos son especiales, reveladores y únicos.


Yo tengo muchos guardados en la memoria. Uno de ellos fue un fantástico viaje frustrado a Suiza, que se suspendió en el último momento. Al final quedamos dos amigas sin saber qué hacer con los días ya cogidos en el trabajo. Así que nos montamos en el coche y le dotamos de voluntad propia (como si fuera Kitt, el coche fantástico) y terminamos por carreteras secundarias, de las que te llevan a hacer un Viaje a la Alcarria, donde la improvisación se adueñó de las decisiones más trascendentales. Nos lo pasamos genial y no me arrepiento de no haber ido a Suiza.



Pero, esta entrada no la ha motivado el querer hablar de mis aventuras, sino el descubrimiento de uno de esos viajes olvidados que es de justicia rescatar. Buscando una nimiedad en Internet de nuevo Google me sorprendió con un enlace sorprendente que me impactó de manera profunda. Se trata de un viaje de estudios realizado en 1933, el Crucero Universitario por el Mediterráneo ¡Ojalá pudiera subir a bordo del Ciudad de Cádiz y realizar aquel viaje!

Poneos en situación:

España, 1933... Sí, antes de la brutal Guerra Civil, esa que destruyó tantas ilusiones, vidas, deseos de progreso de una generación culta para un pueblo atrasado, antes de la lobotomía que sufriríamos durante años de dictadura. No había Internet, ni fotos a color en los libros de las pirámides, o de los templos griegos, de sus gentes, del mar, de todos los lugares míticos que se estudian en colegios y facultades.... Un viaje maravilloso que marcó a unos privilegiados jóvenes con unas ganas locas de construir un mejor país. Sueños frustrados a cuchillo y bombas poco después, una generación perdida que ni siquiera intuía el horror que estaba por llegar.

Escalas: Esmirna, Beyruth, Damasco, Cartago, Susa, Atenas, El Cairo... con cantimplora  y salacot siempre a mano y unas ganas de aprender y confraternizar enormes. Lugares y gentes que sufrirían también amputaciones terribles con la Segunda Guerra Mundial. El Mediterráneo que vieron aquellos tripulantes nunca volvería a ser el mismo.

A bordo, unos profesores de lujo y unos alumnos aventajados: María Braña, Fernando Chueca, Gregorio Marañón Moya, Esmeralda Gijón Zapata, Jaume Vicens Vives...  camaradería y buen rollo de chicos y chicas que querían comerse el mundo tras empaparse de unas clases magistrales de Historia, lenguas muertas, Filosofía, Antropología... de las que no existen grabaciones en vídeo para poder verlas en YouTube, una lástima.


"En adelante, nuestra vida arrancaría de una nueva era: antes y después del Crucero, y el hecho de haber participado en él, nos uniría a todos a lo largo de los años" confesó Mª Elena Gómez-Moreno.

Muchos de los participantes acabarían siendo directores de museos, escritores, algunos en el  exilio, otros murieron, y algunos se convirtieron en humildes profesores que se quedaron en España previa "depuración"

El espíritu de este crucero fue emulado muchos años después por el genial aventurero, periodista y ser humano, recientemente fallecido, Miguel de la Quadra -Salcedo y su mítica Ruta Quetzal (que también me perdí por pasarme un año de edad). Y es que los viajes de estudios son especiales, llenos de una ilusión sin prejuicios, amistades, aprendizajes y aventuras que marcan de por vida vida.



Por último, me gustaría mencionar uno de los viajes más mágicos que existen para alguien de tierra adentro: ver el mar. Hoy en día se puede hacer fácilmente, hasta en televisión, pero en los años '30, cuando una mujer debía viajar en compañía de un hombre o con su permiso en carta, cuando no había fotos a color que expresaran su magnificencia y unos centenares de kilómetros eran eternos en aquellos caminos polvorientos... Al mismo tiempo que unos jóvenes hacían aquel crucero universitario por el Mediterráneo, mi abuela materna, una modista de un pueblo de las sierras de Jaén, soñaba con ver el mar. Seguramente fue el viaje de su vida y me encantaría poder ver con sus ojos asombrados su vastedad.

Puede que prefiráis ser viajeros de la imaginación, ligeros de equipaje, como decía Karen Blixen en la película "Memorias de África" pero que nada os limite si lo que queréis es viajar porque hay muchas maneras de hacerlo.



Viajad con los ojos bien abiertos, sin prejuicios, que es como se aprende. La sorpresa siempre viene cuando se regresa y ves tu país y tu hogar con otros ojos, y esa es la otra lección tras todo buen viaje, no del turístico sin más, sino de aquel que te curte.

Quizás aún no habéis hecho el viaje de vuestras vidas... ¿Y a qué estáis esperando?




"Yo soy un viajero infatigable (...) He recorrido el mundo a pie y sin dinero. He navegado por todos los mares y he volado por todo el espacio azul. Sólo me falta visitar el fuego central de la tierra, donde viven las salamandras"

Emilio Carrere, "La Torre de los Siete Jorobados"



"Yo he visto cosas que vosotros no creeríais: atacar naves en llamas más allá de Orión...He visto rayos C brillar en la oscuridad cerca de la Puerta de Tannhäuser...Todos esos momentos se perderán... en el tiempo, como lágrimas...en la lluvia... Es hora, de morir"
Roy Batty en Blade Runner (Rutger Hauer)



Os recomiendo:

  • Leer y escuchar al intrépido viajero Jorge Sánchez, es una auténtica gozada poder leer sus viajes y experiencias. Su último libro, "La vuelta al mundo entre sabios, santos y viajeros" ¡es fantástico!












  • Para los que os guste caminar, la mejor manera de viajar, y queráis aventura extrema sin arriesgaros podéis hacer dos cosas: Realizar el iniciático Camino de Santiago (un viaje que tengo pendiente) o bien leer el maravilloso libro del aventurero Rick Ridgeway "La sombra del Kilimanjaro" que relata una caminata por África Oriental desde el Kilimanjaro hasta la costa. Preciosa aventura.

  • Libro "El peor viaje del mundo";  increíble testimonio de la exploración polar de 1913 de Scott narrada por el explorador británico Apsley Cherry-Garrard. Muy muy chulo... da frío aunque lo leamos en la playa.

  • Libro de Francisco García Alonso y Josep Mª Fullola i Pericot "El sueño de una generación"  Espero dar con él y comprármelo



Y para terminar os dejo un par de poesías maravillosas que os darán las claves para tener un viaje inolvidable, ese que hacemos en vacaciones y el otro... el de la vida.


El camino no elegido




Dos caminos se bifurcaban en un bosque amarillo, 

Y apenado por no poder tomar los dos

Siendo un viajero solo, largo tiempo estuve de pie 
Mirando uno de ellos tan lejos como pude, 
Hasta donde se perdía en la espesura;



Entonces tomé el otro, imparcialmente, 

Y habiendo tenido quizás la elección acertada, 

Pues era tupido y requería uso; 
Aunque en cuanto a lo que vi allí 
Hubiera elegido cualquiera de los dos.



Y ambos esa mañana yacían igualmente, 

¡Oh, había guardado aquel primero para otro día! 

Aun sabiendo el modo en que las cosas siguen adelante, 
Dudé si debía haber regresado sobre mis pasos.


Debo estar diciendo esto con un suspiro 


De aquí a la eternidad:

Dos caminos se bifurcaban en un bosque y yo, 
Yo tomé el menos transitado, 
Y eso hizo toda la diferencia.


Robert Frost


* * *

Ítaca




Cuando emprendas tu viaje a Itaca 

pide que el camino sea largo, 

lleno de aventuras, lleno de experiencias.
No temas a los lestrigones ni a los cíclopes 
ni al colérico Poseidón, 
seres tales jamás hallarás en tu camino, 
si tu pensar es elevado, si selecta 
es la emoción que toca tu espíritu y tu cuerpo.
Ni a los lestrigones ni a los cíclopes 
ni al salvaje Poseidón encontrarás, 
si no los llevas dentro de tu alma, 
si no los yergue tu alma ante ti.


Pide que el camino sea largo. 


Que muchas sean las mañanas de verano 

en que llegues -¡con qué placer y alegría!- 
a puertos nunca vistos antes. 
Detente en los emporios de Fenicia 
y hazte con hermosas mercancías, 
nácar y coral, ámbar y ébano 
y toda suerte de perfumes sensuales, 
cuantos más abundantes perfumes sensuales puedas. 
Ve a muchas ciudades egipcias 
a aprender, a aprender de sus sabios.



Ten siempre a Itaca en tu mente. 

Llegar allí es tu destino. 

Mas no apresures nunca el viaje. 
Mejor que dure muchos años 
y atracar, viejo ya, en la isla, 
enriquecido de cuanto ganaste en el camino 
sin aguantar a que Itaca te enriquezca.



Itaca te brindó tan hermoso viaje. 

Sin ella no habrías emprendido el camino. 

Pero no tiene ya nada que darte.

Aunque la halles pobre, Itaca no te ha engañado. 

Así, sabio como te has vuelto, con tanta experiencia, 

entenderás ya qué significan las Itacas.


C. P. Cavafis


Mi añorado viaje de estudios, Grecia 1989