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viernes, 21 de marzo de 2014

Las enseñanzas de Ferdinando el toro

Otra vez, sí, haciendo zapping. Película: Un Sueño Posible (The Blind Side) donde Sandra Bullock ganó, incomprensiblemente para mí,  un Óscar por su interpretación en el papel de pija republicana con un corazón que no le cabe en el pecho. Para el que no haya visto la peli, bueno, es para ver en familia un domingo por la tarde. Un muchacho negro con un pasado difícil, que no aventura un futuro mejor, cae en manos de una familia rica donde todos son muy buenos. No, no es un dramón donde él luego se los carga a todos o algo así, sino más bien una historia de superación a lo yanki, basada en una historia real, la del jugador de fútbol americano Michael Ohre, un pedazo de pan.



Pero a mí la peli en cuestión no me interesó más que porque que sacan a relucir en varias ocasiones un cuento, Ferdinando, el toroSí, soy una ignorante total, por eso lo del Diario de Descubrimientos. ¿Cómo no conocía un cuento de toros ubicado en España y adaptado por Walt Disney en un maravilloso corto?

Ferdinando es un toro que crece tan feliz en el campo oliendo las flores, no es nada agresivo, solo quiere disfrutar de lo que le rodea y nada más. Un día le llevan a una plaza de toros porque es un toro imponente, pero Ferdinando solo se interesa por un ramo de flores que una bella dama arroja al desesperado torero que no logra hacer nada con él.

Este cuento escrito por Munro Leaf en 1936 es un canto a la naturaleza, a la no violencia, al placer por las cosas pequeñas y a la alegría de vivir en paz. Muy recomendable para niños y también mayores porque la reflexión está asegurada. Ya habréis adivinado por qué estuvo prohibido en España por aquellos años.


Me pregunto cuántos Ferdinandos hay por ahí evitando conflictos y queriendo disfrutar de una vida sencilla. También me pregunto en qué momento estos Ferdinandos pierden la paciencia y embisten a todo lo que tienen por delante. Cada uno tenemos nuestros límites y el instinto de autodefensa es tan natural como el de gozar en paz de todo lo que nos rodea. Si la frustración del torero terminara por manifestarse en atacar al pobre Ferdinando, que conoce la agresión pero que no va con él, como Michael Ohre en la película, qué pasaría. Supongo que con los banderilleros y el matador acosándolo reaccionaría desorientado sin saber qué está pasando, como todos los toros, hasta que el dolor y el miedo sacara su furia, justo lo que el espectáculo requiere.

Sin duda, si todos los toros fueran como Ferdinando las corridas serían aburridísimas para los amantes del arte del toreo. Quizás este cuento tampoco haya sido muy popular en este país donde muchas personas son fervientes seguidoras de esta costumbre a la que llaman cultura. Perdón, no quiero ofender pero se podrían hacer corridas donde todos disfrutaran, toros, toreros y espectadores, sin sangre ni animales agonizantes. Es cuestión de echarle creatividad, de hecho los muchachos que se enfrentan a los toros con volteretas y giros increíbles con las manos desnudas me parece más loable y valeroso.

Dos no pelean si uno no quiere” o “no reaccionar ante la provocación”, son máximas de los líderes de la no violencia, como Gandhi, al final víctimas por ser ellos mismos la provocación para otros. Todos llevamos un Ferdinando dentro, seguro, que quiere disfrutar en paz a pesar de que el mundo quiera que peleemos o nos fastidie constantemente.

Os recomiendo este cuento, de verdad, es precioso. Os dejo el enlace al corto de Disney por si no encontráis el cuento en librerías. Disfrutadlo.