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jueves, 26 de febrero de 2015

La Teoría del Todo y mucho más




Cuando a alguien con una mente genial, que ve más allá de lo que ven los más iluminados, es sentenciada al silencio y a la muerte es como si el destino o los dioses le gastaran un broma macabra. 

Eso le ocurrió al joven Stephen Hawking que, por un lado le bendijeron con un superpoder y por otro con una enfermedad terrible que le impedía moverse y hablar, entre otras cosas, convirtiéndolo en un pelele cada vez más retorcido y que, por desgracia, no se cura con tirarse un cubo de agua helada encima (aunque eso ayude, claro). Pero dentro de ese cuerpo que apenas le obedecía la mente de Stephen seguía funcionando ¡y a todo trapo!

¿Que no habéis visto la película? Pues el actor, Eddie Redmayne, ha ganado el Oscar por su increíble interpretación que hace dudar en muchas ocasiones si son imágenes del Hawking real o no. La actriz Felicity Jones (esposa de Hawking) está también increíble y la historia de este físico teórico superstar está narrada con exquisitez. Sentimientos a flor de piel a lo largo de todo el film que, únicamente, a los que nos gusta la ciencia creemos que le falta chicha, que no se moja más que un pelín en las teorías físicas del genio.


¿Qué es el Tiempo? ¿Qué papel juega en el Universo? ¿Qué son las estrellas y los agujeros negros? ¿Existe alguna teoría que unifique todas las que existen sobre ello? ¿Existe una ecuación elegante y sencilla que responda a todos los interrogantes? Algunas de estas preguntas nos las hemos hecho muchos sobrecogidos ante el inmenso cielo de una noche de verano. A Stephen Hawking le bastaba con atascarse bajo su jersey para ver lo que nadie ve en la búsqueda de la ansiada Teoría del Todo.



Premios por doquier, libros que son bestseller... el nombre de Stephen Hawking vende. Todo lo que dice sobre el mundo, los extraterrestres o los viajes en el tiempo sale inmediatamente en los titulares de todos los periódicos... "lo ha dicho el sabio Stephen Hawking" (al menos se escucha a uno). Sí, la verdad es que la maldición lanzada sobre él fue una verdadera chapuza, pero es que tenía un as en la manga...

La vida de Hawking es de cuento de hadas, tanto que le han hecho hasta una peli. Es como aquella bella durmiente que siendo un bebé fue maldita por una bruja vengativa y envidiosa cuando las otras hadas ya le habían dado el don de la inteligencia, la sensibilidad y el buen humor. Pero, si conocéis el cuento, tras el desastre aún quedaba un hada que hacía un apaño para que las consecuencias no fueran tan malas y el que se hizo con Stephen Hawking fue el mejor de todos. Le bendijo con la presencia y amor en su vida de Jane Wilde, su primera esposa.




Y es que el sacrifico de Jane para con Stephen fue total. Cuidar a un enfermo totalmente dependiente a tiempo completo y con tres hijos pequeños, renunciando a sus grandes pasiones intelectuales en pos de las del genio es el verdadero descubrimiento del que os quiero hablar en esta entrada. Jane renunció a todo para hacer feliz a su amor el tiempo que le quedara de vida, en principio dos años. Pero fueron muchos más y la enfermedad iba a peor y su propia vida a la deriva. El agotamiento físico y psicológico, el cansancio y la desesperanza, hicieron mella en la buena disposición, candidez y sueños de amor poético de Jane, dándose de bruces con la dura realidad, como si Don Quijote despertara horrorizado de su ensueño tras chocar con los molinos y descubrir que no es un caballero al rescate sino un pobre anciano que no puede con su alma. Y claro, algunos dudan de ella y la echan en cara el querer sentirse viva.


Conozco a gente en situaciones muy parecidas y el destrozo mental y físico es tremendo. ¿Quién se acuerda del cuidador? ¿Quién le da descanso y aliento? ¿Dónde están las ayudas de dependencia? Todos valoramos su capacidad de entrega pero están cumpliendo con su deber, no? Así que se les niegan los sentimientos de hastío, de soledad, de amargura, del ya no poder más y los de desear ser amados. La película también cuenta la evolución de esta relación que se comporta como dos galaxias a la deriva en la expansión del universo. El cambio en el rostro y las maneras de Jane, que pasa de ser una joven decidida y entregada a ser una mujer rota de agotamiento es evidente. 

Y al final, como las interminables partidas de ajedrez que juega Stephen consigo mismo, todo queda en tablas, sin rencores, con cariño y un respeto profundo, mucho más que como acaban algunas parejas.




Mi Oscar particular, mi Príncipe de Asturias y todos los premios habidos y por haber, se los dedico desde aquí a Jane y a todas aquellas personas que cuidan y ayudan a que otras sigan viviendo y aportando lo que pueden a los que les rodean, aunque no sea algo tan loable y ambicioso como descifrar la Teoría del Todo.


Os recomiendo esta película. Toda una lección de coraje por parte Stephen y Jane. Que la disfrutéis!



BlogQuieroCine: crítica de la película






Página web con consejos y ayuda para personas que cuidan a otras. Seguro que a Jane le hubiera venido de perlas: http://www.sercuidador.es