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domingo, 8 de febrero de 2015

Pasarse la tarde jugando


  

Desde hace algún tiempo asisto alucinada a la gran cantidad de juegos de ordenador, consola y tablets, por no hablar del gran negocio que suponen. Su realismo, temática y opciones, sus grandes encuentros, que dejan por los suelos a cualquier congreso médico que se precie, y sus campeones. Pero lo de que de verdad me alucina es la cantidad de canales que hay en YouTube donde gente corriente, de toda lengua, cultura y condición, sube sus partidas previamente grabadas con sus  propios comentarios.

Juegos en línea donde varios participantes, cada uno vete a tú a saber en qué lugar del mundo está, comentan las jugadas como si estuvieran todos alrededor de una mesa jugando a Catán pero a lo bestia. Los llamados YouTubistas tienen miles de suscriptores que observan, hacen sugerencias o críticas de jugadas y jalean a sus ídolos. Yo, al principio, me dije que la gente está fatal de la cabeza, de verdad, pero esto está muy extendido y divierte tanto a los que lo realizan como a los que siguen el juego como espectadores. Entonces, algo tiene que tener  ¿no?

Bueno pues buscando otras cosas en Youtube me tropecé con este tipo de videos. Ni que decir tiene que mis hijos se hicieron fans desde el minuto uno, dando igual si los comentarios estaban en inglés, alemán o mandarín, la abducción era total, sobre todo con el Minecraft.

Si no sabéis de qué va el Minecraft, yo tampoco lo sabía, dejad que os cuente brevemente para que parezca que estáis a la última si os sale la conversación. Es un juego feo, pero feo, feo, como si estuviera super-pixelado y fuera de esos antiguos juegos ochenteros con gráficos simplones... pues es tan feo que es bonito, la mar de divertido y hasta educativo. Se trata de un juego de construcción de bloques sin reglas establecidas. Hay que crear mundos, buscando recursos, construyendo refugios, palacios o lo que vosotros queráis, animales, máquinas... y al final te olvidas de la estética porque hasta te gusta, el realismo se deja a un lado para que sea la imaginación la dueña y señora a la hora de crear huertos, picar montañas y matar zombis. Sus creadores, dos suecos apodados Notch y Jeb, también se sorprendieron cuando arrancó en el 2009 la andadura de Minecraft y tuvo tanto éxito. Ni que decir tiene que ahora están forrados.

Ya sabéis: gráficos sencillos, mecánica de juego simple que se puede ir complicando cada vez más y la oportunidad de crear vuestro propio mundo usando solo la imaginación, el límite lo ponéis vosotros. Si queréis aprender este juego es mejor que vayáis a estos canales de Youtube, en casa nos encanta Planeta Vegetta, su creador es muy simpático y no dice tacos (para los niños es importante).


Pero, al descubrir este juego por ordenador inventado por dos nórdicos, me vino a la cabeza otro juego también sueco que hacía bien poco había visto en el maravilloso mercado medieval de Alcalá de Henares (Madrid). ¿Y qué se puede encontrar en un mercado medieval? Pues, en lugar de juegos de ordenador, un juego de mesa vikingo, entre muchos otros de la familia de juegos tafl, el Tablut. Este seguro que no lo conocéis, ni creo que muchos suecos hayan jugado alguna vez en su vida al mismo. Si en la Edad Media el ajedrez era la madre de todos los juegos, el Tablut es un hermanito menor muy entretenido que ayudaba a pasar el rato a las tropas vikingas entre saqueo y saqueo. El tablero de juego podía ser bonito y de madera o, como el que tengo yo, de piel, una piel que sirve a la vez de bolsa para guardar las piezas, muy práctico para llevar encima. 





Dos jugadores que controlan dos bandos de guerreros en desigualdad de condiciones, en número, propiedades de las fichas y objetivos a alcanzar. En este caso moscovitas contra suecos, los moscovitas tienen que atrapar al rey sueco que intenta escapar. Pues así se divertían antes y ahora también se puede uno divertir, la verdad. Algunos lo están recuperando del olvido, como Daniel, el artesano que me lo vendió y que se ha especializado en la fabricación de estos juegos históricos y tradicionales. Tras todos los ajedreces y juegos antiguos que exhibe hay mucho trabajo de documentación, buscando en legajos, pidiendo ayuda a la embajada noruega y contactando con algún especialista que queda por ahí. Todo esto lo sé porque me lo ha contado él mismo con toda la disposición, paciencia, entusiasmo y desparpajo del mundo. En medio del ajetreo de curiosos viandantes parados ante su vistoso puesto de este gigantesco mercado medieval Daniel te explica las reglas de cada juego, su significado y todo lo que quieras saber. De tesis doctoral, vamos. Tranquilos que os pasaré un enlace por si queréis indagar y de paso hagáis un regalo vistoso si os veis en la necesidad.



Los juegos cambian de formato con los tiempos y la tecnología, pero todos se basan al final en lo mismo. No solo entretienen, sino que hacen compartir momentos divertidos con los amigos o con uno mismo, hacen que nos detengamos y ralenticemos ese círculo vicioso mental en el que estamos atrapados, refrescan nuestra memoria, relajan nuestros músculos e ideas antes de reincorporarnos a nuestra vida cotidiana y seguir siendo lo que somos.


 Y qué bien se lo pasaba uno (o se lo pasa) jugando, al parchís, al Supermario, al Laberinto, a Dragones y Mazmorras, al Monopoli o las cartas toda la tarde, sobre todo esas de frío, oscuridad y lluvia. La luz y el calor llenan la estancia porque los pone la imaginación y nuestras risas. Y es que lo lúdico nos hace felices y no es exclusivo de la infancia aunque la magia y el entusiasmo que acompaña a estos momentos quizás sí, quizás de adultos no disfrutamos con tanta intensidad. Mal hecho. No hay nada como encontrarse un juego de esos de antes con los que jugábamos hasta hartarnos. A mí me pasó recientemente con el emblemático e inencontrable Imperio Cobra de Cefa, con el que volví a subirme a bordo del ave fénix y sobrevolar  el palacio de cristal, el templo de las mil puertas o el mar de niebla, e incluso, consultar el oráculo ¡Toda una experiencia!



Sí, para los juegos no hay edad. Os recomiendo una película argentina, "Rompecabezas", donde una mujer (la actriz María Onetto) reencuentra su lugar en el mundo gracias a los puzzles. Casualmente descubre que posee un gran talento para su resolución y entonces comienza a competir por equipos y eso cambia la perspectiva de su vida. La película toca de manera delicada una revolución en la mente de una mujer de mediana edad que parece ser invisible para todos los que la rodean.



Sea con el Minecraft o con el antiguo Tablut, lo bonito de jugar es que nuestra mente se concentra durante un buen rato en una estrategia o guión imaginario de tal manera que, si los científicos nos pusieran electrodos mientras lo hacemos, descubrirían que estamos sumergidos en estados de flujo, de atención plena o meditación, como quieran llamarlo, vamos, que es muy bueno para nuestro equilibrio mental. Y es que el juego y lo que sentimos, lo que compartimos, es una terapia, es el modo más natural de aprendizaje, de hecho todos los animales aprenden las competencias más importantes para su vida jugando. Los juegos remueven nuestro interior de tal manera que impulsan cambios extraordinarios. Por eso existen montones de dinámicas de grupo que se alimentan de ello y así conseguir reflexiones en los participantes a través de las vivencias y emociones movilizadas con el juego en cuestión.


¿A alguien se le ha olvidado lo que era jugar y sentir todo eso? Si es así no os preocupéis... ¡No es demasiado tarde!


Os pongo unos enlaces interesantes:



 Taller Artesano Arcana de Juegos históricos










Clubs de Juegos de Mesa:






Película "Rompecabezas". Dirección y guion: Natalia Smirnoff. Países: Argentina y Francia. Año: 2009.



TRAILER







Reportaje de Antena 3TVhttps://www.youtube.com/watch?v=3icc1slgNNI 





PLANETA VEGETTA:

¡¡¡ Hey, muy buenas a todos, guaaapísimos !!!