jueves, 5 de noviembre de 2015

Riñas de patio de colegio


 



   Recuerdo como por Navidad o Semana Santa ponían en televisión alguna película ambientada en la Antigua Roma con temática religiosa. Acompañaban al espíritu del momento con historias épicas llenas de dramas, amores, sacrificios y con el sabio perdón que todo lo puede. A mí, de entre todas, la que más me gustaba era "Ben-Hur".

   Me fascinaba la historia de superación de este formidable judío (Charlton Heston) esclavizado por su amigo de la infancia, el infame Mesala (Stephen Boyd), por no acceder a los caprichos de su voluntad. Pero ¿cómo alguien podía cambiar tanto y pasar de ser afín a convertirse en un enemigo tan atroz?. El reencuentro al cabo de los años de los dos amigos del alma causa gran alegría en un principio pero se convierte rápidamente en estupor cuando Judá Ben-Hur  intenta retomar la cordura defendiendo sus ideas, creyendo que en la amistad sana y verdadera las diferentes opiniones se respetan y se entiende que el otro tenga derecho a decidir por sí mismo.

   "Ben-Hur" es una historia tan vieja como el mundo porque cuenta cómo cambiamos con los años, o nos cambia la vida o ambas cosas, y que en ocasiones ese cambio transforma la candidez de la infancia en algo más retorcido. Y es que no se qué nos pasa al "madurar", pero a veces en nuestras acciones y nuestra relación con los otros toman el mando la desconfianza, la envidia, las habladurías, la intolerancia... que se perfeccionan, haciendo que  las riñas de niños de patio de colegio no sean nada comparadas con las de los adultos en ese mismo campo de batalla.

   Mi descubrimiento me sobresaltó como una bofetada de estas que te despiertan, que te hacen reaccionar, para que no te confíes, porque bajo el principio ingenuo de que "todo el mundo es bueno", tras las sonrisas y los saludos más o menos logrados hay también mucha mala sangre, crítica insana y sin motivo ni agravio alguno, simplemente hay algo nuestro que chirría a los demás y no gusta, algo normalmente  banal y por ello te mandan a galeras como al pobre Judá Ben-Hur.

   Sí, ya va, ya digo el hecho en cuestión que motiva esta entrada del blog. Pues por una cosa tan conocida como el uso del whatsapp. A saber:

      1.   Mensajes en grupo de madres de una clase del cole.
      2.   Mensajes a la par privados que ponen a parir a madres del grupo.
      3.   Descuido: se pone en el grupo lo que se estaba diciendo por privado.     Nada bonito.
      4.   Motivo del insulto: ninguno en especial, simplemente algo de alguien no nos agrada y entonces vale todo.
      5.   Me pillan.
      6.   ¡Yo soy una buena persona! ¡A ver qué pasa!
      7.   No lo dudo, pero la has cagado.




    Supongo que os sonarán este tipo de cosas. La crítica insana utiliza también la tecnología más avanzada en la comunicación, tanto si esta tiene buenas o malas intenciones, porque la tecnología no distingue entre lo que está bien y lo que está mal y los seres humanos se supone que sí.
  
   Es como si cada uno de nosotros guardásemos, a lo Dorian Gray, un retrato de lo que somos realmente en algún oscuro desván y mostráramos al mundo otra cara, la socialmente aceptada, el carácter afable, compresivo y cabal, pero que a poco que nos animen el insulto es fácil, divertido y catártico, creemos que no tiene consecuencias mientras no nos pillen. Pero sí que las tiene, para nosotros mismos, porque una arruga o verruga más se añade a nuestro retrato oculto y nos pudre por dentro. No se trata de un castigo por ser malos sino que el odiar es una emoción que genera en nuestro cuerpo sustancias que no nos hacen nada bien y nuestra alma se agria.



   Aviso para los sociólogos: No hay mejor lugar para estudiar la falsa armonía (además de en el trabajo o en una reunión de vecinos, por supuesto) que en el patio de un colegio, pero en el que los niños no son los protagonistas, sino sus madres. Todos criticamos y somos criticados, pero hay límites. La crítica o tener posturas opuestas es algo natural, pero la saña y el odio con que se hacen no reflejan una personalidad tolerante, reflexiva y cómoda consigo misma, sino la de alguien que quiere que todo el mundo baile a su son.

   Imponemos a nuestros hijos valores políticamente correctos, pero ¿qué tal ejemplo les damos nosotros? Por más cursos de escuela de padres o catequesis que hagamos los valores no se podrán interiorizar por los niños si no se los demostramos los adultos en el día a día. Volviendo a la película "Ben-Hur", en ella sale a relucir el mensaje de Jesucristo que habla de perdón y de amar al prójimo, un mensaje que consuela al torturado Judá. La teoría nos la sabemos todos pero ahí se queda, en una buena película para la tarde del domingo.

   A pesar de todos los Mesalas que hay por ahí, afortunadamente existen también muchos Judá Ben-Hur. Saber defenderse de estos ataques tanto de guerrilla como a campo abierto es fundamental, sobre todo para los más jóvenes que, en esa crisálida que es la adolescencia, pasa de todo.

   Seguramente Judá Ben-Hur hubiera preferido no reencontrase jamás con el Mesala adulto, no por el daño que le infringe, sino por haber borrado de un plumazo el dulce recuerdo de la amistad pura y noble de la infancia, en la que nos enfadamos pero al ratito estamos jugando otra vez.

   Aquí os dejo una guía de supervivencia a base de consejos de algunos sabios, para cuando nos sale el Mesala o el Judá Ben-Hur que todos llevamos dentro:


·     "Hacen falta cinco cumplidos para resarcir un insulto". Artículo estupendo de Eduard Punset. 







·      Aplicad el  "Triple filtro de Sócrates" (desconozco si es real, pero ayuda) cuando alguien os venga con un chisme antes de dejarle que os lo cuente, preguntad:

 - ¿Lo que me vas a contar es algo bueno? - Bondad
- ¿Lo que me vas a contar es verdadero? - Veracidad
- ¿Lo que me vas a contar me será de utilidad? - Utilidad

Si os contestan "NO" a alguna de estas preguntas rechazad el cotilleo con elegancia porque solo os generará malestar y alimentará un bulo difícil de desenredar.



·      Randy Pausch nos enseña cómo disculparse sinceramente en su maravilloso libro-testamento "La última lección". Hay que seguir tres sencillos pasos de manera sincera y humilde, claro, aunque escuezan:

 
   1. Lo que hice estuvo mal
   2. Lamento haberte molestado
   3. ¿Cómo podría compensarte?

Si somos el agraviado... puede que debemos dejar una salida digna al agresor para que éste no se ponga a la defensiva. Debe encontrar el estado emocional adecuado para disculparse y para ello hay que ser pacientes (y un poco santos también)


·      Decid las cosas como son, pero con amabilidad, por favor.


·      Evitad hablar de personas que no estén presentes y no se puedan defender. Además, los demás se preguntarán qué diréis de ellos a sus espaldas y no confiarán en vosotros.


·      Evitad las habladurías o cotilleos puros y duros. No traen nada bueno.


·      Es casi imposible ensuciar al prójimo sin ensuciarse a uno mismo - Abigail van Buren


·      Tolerar las faltas de los demás, nosotros también las cometemos, quizás otras, pero todos somos producto de nuestras decisiones y de nuestras circunstancias vitales.
  

Si alguien sabe de críticas despiadadas ese es Iker Jimenez. En este vídeo nos da algunos consejos para tener un "Blindaje Positivo": La crítica es buena si te hace aprender, lo importante es saber distinguir la crítica despiadada, la que no tiene ningún sentido, la que está motivada por la envidia.





·      Peliculón "Ben-Hur". Maravillosa toda ella, un clásico.



·      Novela "El retrato de Dorian Gray" del genial, incomprendido y maltratado en su tiempo Oscar Wilde, que sabía llegar a la raíz de las cosas como nadie.



·      Películas "El retrato de Dorian Gray". La de 1945 es genial y la más reciente de 2009 mucho más explícita. A mí me gustan las dos, ambas son inquietantes.



·      En la vida hay tres cosas que no vuelven atrás: la flecha lanzada, la palabra pronunciada y la oportunidad perdida - Proverbio Chino
  


        Pues eso, no perdamos la oportunidad de tomar conciencia del veneno que supone la seductora crítica malsana y los chismorreos sin motivo. Busquemos desahogar nuestra rabia de otra manera y no olvidéis que un mal hábito, aprendido de alguien o creado por nosotros a lo largo de la vida, se puede cambiar por otro menos dañino tanto para los demás como para nosotros mismos. Nuestro mundo más cercano sería mejor si tuviéramos un poquito de humildad, reconociéramos algunos traspiés y reparásemos el mal infringido. 

   No esparzamos más mal rollo a nuestro alrededor ¡que ya hay bastante!



jueves, 24 de septiembre de 2015

Dicen que la nostalgia no es buena










Dicen que la nostalgia es insana y que recrearse en el ayer, en el cualquier tiempo pasado fue mejor, es irreal porque la pátina del tiempo dulcifica los recuerdos e incluso inventa otros que jamás tuvieron lugar.

Dicen que cerrar los ojos e intentar regresar a un lugar que ya no existe, con unas personas que han cambiado o ya no están, es darse un baño en la desilusión, es ser masoca, y que eso no ayuda a mirar al futuro para alcanzar nuevos retos en esta carrera que nos han impuesto de ser felices a toda costa, ser eficaces y lograr nuestros sueños.

Cuando la punzada de la prohibida nostalgia aparece la apartamos de nuestra mente a manotazos, para no sufrir innecesariamente, porque debemos ser optimistas y no deprimimos. Solo algunos valientes absorben algunas rápidas caladas a escondidas de nostalgia y continúan como si nada.

La tiranía de la cultura del "Be Happy" hace que perdamos uno de los sentimientos más conciliadores con el pasado de los que disponemos. La nostalgia nos consuela en momentos de desazón y nos recuerda qué era eso de sentirse feliz dándonos pistas de lo que podemos hacer ahora para lograrlo, a pesar de que las cosas no sean exactamente igual.

Por ejemplo, recuerdo mi barrio durante los años '80 perfectamente. Cada tienda, cada vecino, cada cine, cafetería, pandilla o tribu urbana pululante según qué zonas... sabía del vecino loco, del drogadicto y del gamberro, de los abuelos que vivían solos y del que había salido en la tele y se había hecho famoso y se había largado del barrio. Todo eso ha cambiado tanto que cada vez que regreso apenas reconozco caras, costumbres o establecimientos, tan solo me conecta con el pasado algún comercio de antaño que sobrevive tal cual era. Otras cosas han mejorado, claro, pero el sentimiento de que  "antes todo estaba más limpio y la gente era más educada" sigue aferrado a mí.  Piensas en aquel balcón donde pasaste tantas risas con gente que ya no sabes ni dónde está y miras de soslayo aquel local donde ponían bebidas hawaianas y la conversación y el flirteo eran tan fáciles. Esperamos toparnos al doblar la esquina con nuestros padres tal como eran antes, con un amigo o con el perro que tuvimos y sentir el reencuentro de momentos pasados irrecuperables.

El tufo de la nostalgia inunda ya todas las calles haciendo cerrar mis ojos y desear que, al abrirlos, aparezca ante ellos mi verdadero barrio, el que tengo aún en mi memoria y cuya verdadera alma sobrevive en los siguen allí de toda la vida.

Sí, la nostalgia puede atraparnos y ponernos tristes, por eso los cobardes la huyen, pero sin ella perderíamos la esencia de los buenos recuerdos, de las historias que contamos a nuestros hijos o a nosotros mismos y nos ayudan a fabricar hoy las nostalgias del futuro, como decía el poeta.

Se puede salir ileso y sin rasguños de nuestro encuentro con la nostalgia e incluso fortalecido. Podemos dejar que nos hable y recuerde cosas olvidadas para luego despedirla con un hasta luego. Miraremos nuestro presente con otros ojos y desearemos un futuro abonado con sus buenos sentimientos. Veremos el devenir de la vida como algo natural y nos reconciliaremos con el pasar de personas, modas y tiempos, porque todas las generaciones que nos precedieron la experimentaron de igual manera.

Así que dejad que la nostalgia ponga orden en vuestra mochila de viaje y la airee de vez en cuando porque puede que encontremos algo que nos ayude ahora y ni sabíamos que estaba ahí. Los buenos recuerdos nos llenan de sabiduría, experiencia y nuevos aprendizajes.

¿Nostalgia? ¡Sí, por favor, dos cucharaditas, no más!





De vez en cuando es bueno
ser consciente
de que hoy
de que ahora
estamos fabricando
las nostalgias
que descongelarán
algún futuro.

(Mario Benedetti)




 

"La verdadera patria del hombre es la infancia"

(Rainer Maria Rilke)




Volverán las oscuras golondrinas
en tu balcón sus nidos a colgar,
y otra vez con el ala a sus cristales
jugando llamarán.

Pero aquellas que el vuelo refrenaban
tu hermosura y mi dicha a contemplar,
aquellas que aprendieron nuestros nombres....
ésas... ¡no volverán!

Volverán las tupidas madreselvas
de tu jardín las tapias a escalar,
y otra vez a la tarde aún más hermosas
sus flores se abrirán.

Pero aquellas cuajadas de rocío
cuyas gotas mirábamos temblar
y caer como lágrimas del día....
ésas... ¡no volverán!

Volverán del amor en tus oídos
las palabras ardientes a sonar,
tu corazón de su profundo sueño
tal vez despertará.

Pero mudo y absorto y de rodillas
como se adora a Dios ante su altar,
como yo te he querido..., desengáñate,
así... ¡no te querrán!

(Gustavo Adolfo Bécquer)



sábado, 25 de julio de 2015

Destierro



El joven reo esperó resignado su sentencia.

- Destierro –escuchó.

Respiró aliviado, por el momento la muerte no era inminente. Empezaría de cero en algún lugar. Ahora faltaba saber cual sería. En ese punto era cuando los condenados rompían a llorar, no era fácil encajar ciertos destinos. Podían encontrarse en medio de una cruenta guerra, de una epidemia mortal sin asistencia médica, o entre la más extrema hambre y pobreza… nunca se sabía qué podía ocurrir. Su madre estaba junto a él.

Tranquilo, hijo. Todo irá bien

Mamá

Qué

 Te dejaré una señal para que sepas que estoy bien, lo juro

Su madre acarició su mano mutilada en un accidente de la infancia. Habían eliminado cualquier vestigio de su prótesis. Estaban prohibidas para los condenados. Le sonreía con ternura. No quería que el último recuerdo que tuviera de ella fuera el de su cara desencajada.

 Destino –se oyó.

Hubo un grave silencio. El reo dejó de respirar.

30.000 años…

Suspiraron aliviados, no era una mala época, todo lo contrario, jamás la humanidad había vivido mejor. Pero aún había más.

 … antes  de J.C. Europa glaciar.

El reo se derrumbó en la silla. Moriría en días. Su madre lloró. Se despidieron con un doloroso abrazo y le besó su mano.

Pasaron los años, durante los cuales la mujer buscó obsesionada aquella señal. No escuchó las burlas de todos, estaba segura de que su hijo viviría lo suficiente como para enviársela a través del tiempo. Casi memorizó todos los libros de prehistoria, viajó a Europa y allí, en una oscura y fría cueva se sumergió siguiendo una pista. El guía explicaba con aburrimiento donde se hallaban las pinturas y grabados supervivientes de tiempos tan remotos, de seres aún puramente biológicos. Entonces la vio. Su mano estaba allí, era inconfundible, lo sabía, tantas veces la había curado, la había acariciado, la había visto con esperanzas recuperar movilidad de algún dedo… era él.



-  Aquí pueden observar cinco manos en una extraña composición. Pensamos que se trata de una familia. Esta es de una mujer, aquí la de un hombre y las otras son de tres niños. La más pequeña pertenece a un bebé. Como pueden apreciar la mano del hombre está mutilada, aquellos eran tiempos muy duros…


Temblorosa, puso su mano sobre la de su hijo, como en el día de la sentencia, ignorando los improperios del guía. Esbozó una sonrisa entre lágrimas. Supo que fue feliz.





La revista REDES surgió a raíz del exitoso programa de TVE dedicado a la divulgación científica del mismo nombre y liderado por Eduard Punset. Las entrevistas realizadas a grandes científicos se convertían en íntimas charlas de tú a tú, entre amigos, en las que aprendíamos multitud de cosas sobre el cosmos, el cerebro, la biología, la psicología, las matemáticas y la física entre otras muchas disciplinas tan alejadas en sus conocimientos de lo cotidiano. Punset lograba arrancar respuestas complejas en un lenguaje que todos pudiéramos entender y a la vez nos fascinaba. 

Al contrario que el programa de televisión, la revista duró un suspiro. Lástima. No pudo sobrevivir al mundo en que la transmisión de conocimiento ha cambiado tanto, en el que la gente ya no lee apenas texto impreso porque no tiene tiempo, ganas o hábito y va directamente al microrrelato o al twit.

Lo que tenía de "raro" esta publicación, igual que una olvidada costumbre caballeresca en este presente sin romanticismo, era su sección de relatos de ciencia ficción en que daban la mano a los lectores para que enviaran sus sueños e inquietudes imaginados. Era fantástico ver como la gente, con más o menos acierto, mandaba relatos llenos de inquietantes cuestiones filosóficas y científicas que a veces cortaban hasta la respiración, como el relato "Existencia" de Alicia Luján.

A mí me hizo una ilusión enorme que publicaran el mío, porque se trataba de eso, participar en ese intercambio fascinante que es preguntarse por el mundo en el que vivimos desde la ciencia y la imaginación.

Estén donde estén los promotores de la idea, los editores de la revista REDES, ¡GRACIAS! 

¡Ojalá volvieran tiempos más románticos para la ciencia y la literatura!



martes, 30 de junio de 2015

Mens Sana in Corpore Sano




En estos últimos años se ha puesto de moda el ejercicio físico de una manera que no había visto desde que Eva Nasarre nos hacía brincar con el aeróbic en el salón de casa allá por los años '80.

Por todas partes se ve gente con mallas negras bien ajustadas y camisetas de colores chillones, ya sea en bici, corriendo o acudiendo religiosamente a un gimnasio. Lo hacen con pasión y móvil pegado al brazo registrando sus pálpitos y esfuerzos mientras escuchan música a todo trapo para fundirse en el trance del ritmo cardíaco, dejan la mente en blanco y aguantan sin inmutarse las tensiones musculares y mentales, por ejemplo la de de preguntarse por qué narices están haciendo eso.



El atuendo es algo muy importante y forma parte del ritual del ejercicio físico, vale todo lo que nos ayude a meternos en faena y además debe estar a la última (unas zapatillas normalitas y chándal de algodón no motivan igual)

Otra cosa muy importante es poner nombres ingleses a cosas que durante toda la vida se han conocido como "hacer gimnasia" y así  lo que hacemos es cool y quedamos genial ante las pobres almas que solo sacan al perro por las noches. Parece ser que cuanto más rara es la actividad en cuestión más indescifrable es el nombre y más auténtica y poderosa es para conseguir un alto rendimiento.

Fitness, bodyjam, bodyattack, bodycombat, ciclo, step, bodystep, dance, running, airfit, zumba step, spinbike, streching... ya me agoto con solo escribirlos y sí, también en el gimnasio nos ponen la música  a tope mientras el entrenador nos increpa como si fuésemos los 300 previa batalla y nuestra vida y patria estuvieran a punto de enfrentarse al Imperio Persa ¡Todo sea por hacer ejercicio físico!

Las lesiones... son un orgullo, una herida de guerra que demuestran a los demás, y a nosotros mismos, que practicamos deporte y nos lo tomamos en serio. Vamos al fisio que nos pone unas tiras de esas de colores y deseamos retomar la actividad cuanto antes porque es importante para sentirnos mejor.

Pues sí, por encima de bromas y modas toda esta gente hace bien, porque al final de lo que se trata es de disfrutar con ello, sentirse mejor física y anímicamente e incluso conocer gente nueva que nos tienda la mano para engancharnos a esas sensaciones de bienestar y salud. El ejercicio físico genera endorfinas, esas sustancias que nos hacen sentir genial sin tomar ninguna droga, mientras nos tonifica los músculos, nos fortalece el cuerpo y el alma, nos hace pensar con más optimismo, claridad, descargando tensiones y culpas a cada zancada o salto que arrastramos en esta vida nuestra (y si no que se lo digan al personaje que interpreta George Clunny en "Quemar después de leer" )




Y sí, el ejercicio físico es más importante para la salud de nuestro cerebro que para la de nuestros músculos, así lo dice el neurólogo y fisiólogo Álvaro Pascual-Leone, y eso... ¡es estupendo!

Pero todo esto ya lo sabíamos, ¿verdad?

Ahora que estamos en plena carrera, concentrados en nuestro buen ritmo y sensaciones... os pido ese esfuerzo extra de gimnasia mental:

 ¿Qué os parece si damos un paso más lejos, más alto y más fuerte? Vayamos más allá de la esta moda llena de parafernalia, la que toca, y aceptemos que una moda pasa y otra llega.

Esta moda, que en occidente lleva ya mucho tiempo reinventándose y haciéndose más sofisticada, aún no ha llegado ni de lejos a expresar o representar de una manera más profunda la esencia de lo que significa hacer ejercicio físico. No, no hablo del rollo místico de los surfistas con cabalgar sobre la gran ola y todo eso, aunque mole bastante.
Solo los orientales con sus artes marciales nos han enseñado que la disciplina mental y física deben tener una unión que va más allá de ser una técnica de ataque o defensa. Esta unión debe impregnar todos los aspectos de nuestra vida, nuestra moral y nuestro autocontrol.

Los buenos practicantes de las artes marciales lo tienen claro. Saben qué están haciendo y cuál es su sentido y significado, saben que no se trata tan solo de pegar o defenderse con elegancia... el autodominio, la concentración y la simbiosis cuerpo-mente para conseguir el movimiento perfecto en estado de flujo está por encima de todo y éso, practicando solo spinnign a todo trapo por mucha endorfina que segreguemos es imposible de lograr. Ya nos lo decía Bruce Lee, y no solo con lo de "Be water, my friend"



El gran logro de hoy es la consolidación de la Psicología del Deporte que, aunque volcada de lleno en la consecución de objetivos y el alto rendimiento, sobre todo en la alta competición, va llegando a niveles donde nos movemos los demás mortales pero aún no llega a este concepto oriental.

En occidente solo nos hemos aproximado a ese "secreto" (otra palabrita de moda) durante los años de la Antigua Grecia. Los griegos, ese pueblo que lo inventó todo, idealizaron el cuerpo del atleta y lo compararon con los de los dioses y héroes. Cualquier muchacho aspiraba a ser un reflejo de esa belleza o excelencia moral, esfuerzo, voluntad y victoria. Aún podéis contemplar este pensamiento en el Museo Arqueológico Regional de Madrid (ubicado en Alcalá de Henares) hasta finales de julio en la exposición temporal "Dioses, Héroes y Atletas"



Pero los filósofos, que no eran tontos, criticaron con ferocidad a esos mismos atletas por no cultivar su mente, tener poco cerebro y solo pensar en pasarlo bien a costa de una gloria desmesurada (más o menos lo que se piensa hoy de algunos futbolistas)
Aristóteles se hartó tanto de los atletas que sentenció que existía una separación entre el cuerpo y la mente y dictaminó que la segunda era la verdaderamente importante. Otros pensadores se le sumaron, luego los cristianos acogieron la idea con ilusión y así hasta casi el siglo XX, donde los únicos que se ejercitaban eran los hombres forzudos de los circos.

Así que pensadlo bien... tan importante es cuidar nuestro cuerpo para tener sana la mente como cuidar nuestra mente para tener un cuerpo sano y longevo. Todas las enfermedades psicosomáticas lo reflejan y todas las enfermedades mentales también. Además, de rebote nuestras relaciones sociales serán también más sanas.

Hacer ejercicio físico regular y variado, leer mucho, reflexionar, meditar, aprender autocontrol y auto-observación esforzándonos en ello cada día, a cada paso, salto o zancada... si lo lográis habréis superado el ideal griego y seguro que hasta los dioses os mirarán con envidia ¡y quién sabe si el gran Aristóteles también!  

Pensad por un momento si aquellos atletas se hubieran cultivado más o sus entrenadores no hubieran pensado únicamente en que ganaran los juegos olímpicos... han sido muchos siglos de desprecio al cuerpo humano visto solo como contenedor de un alma que debe rehuir sus placeres para merecer el cielo... Paguemos el gimnasio con orgullo pero no privemos a nuestra mente de buenos estímulos. Tengamos un entrenador para nuestro cuerpo y un entrenador para nuestra psique.





Aprovechad cualquier motivo para quedar con otros y hacer ejercicio, fomentar relaciones y reírse un rato...  por ejemplo, hay montones de carreras sociales que aglutinan beneficios tanto para nosotros como para la causa que persiguen. El buen rollo que generan las hacen irresistibles.




¡Disfrutad del verano sin lesionaros!



  • Dr. Pascual Leone: El ejercicio físico es muy importante para el cerebro  en "El Hormiguero"... ¡No os lo perdáis!


                              https://www.youtube.com/watch?v=uXtOY5b4qwA









  • Os recomiendo dejaros pasear de la mano de Eduardo Lurueña en esto de las Artes Marciales y su filosofía... 






  • Y, por último, algunas palabras para la reflexión:




- Opus Dei El maltrato del cuerpo conduce a la salvación del alma

- Nelson Mandela: "El deporte tiene el poder de transformar el mundo. Tiene el poder de inspirar, de unir a la gente como pocas otras cosas… Tiene más capacidad que los gobiernos de derribar barreras raciales"


- Dión Crisóstomo:  "Realmente creo que los atletas tienen menos inteligencia que un cerdo” . Siglo I d.C.

- Eduardo Lurueña: - ¿En las artes marciales lo más importante es saber defenderse más que   
golpear? - "Cuando estoy con mis alumnos, con miembros de los cuerpos y fuerzas de seguridad o empresarios siempre hago hincapié en que más importante que saber defenderte es tener el control de tu vida"

- Thérèse Bertherar: "En este momento, en el lugar preciso en que usted se encuentra hay una casa que lleva su nombre. Usted es su único propietario, pero hace mucho tiempo que ha perdido las llaves. Por eso permanece fuera y no conoce más que su fachada. No vive en ella. Esa casa, albergue de sus recuerdos más enterrados, más rechazados, es su cuerpo" (El cuerpo tiene sus razones, 1976)

- Michael Jonhson: Por más fuertes que sean mis piernas, es mi mente la que me convierte en un campeón”


- Eurípides: De la gran cantidad de males que hay en toda Grecia, ninguno es peor que la raza de los atletas… esclavos de sus mandíbulas y vientres


- John Hulley: "Mens Sana in Corpore Sano. Liverpool, 1861


- Organización Mundial de la Salud (OMS):  SALUD es el estado de completo bienestar físico, mental, espiritual, emocional y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades. La salud implica que todas las necesidades fundamentales de las personas estén cubiertas: afectivas, sanitarias, nutricionales, sociales y culturales