domingo, 22 de mayo de 2016

Piedras de Visualización y otras maravillas



   Desde hace unos veinte años asisto religiosamente a las dos ediciones anuales de "Natura", un evento en el que expositores de todo el mundo muestran, a curiosos y expertos, sus tesoros geológicos y paleontológicos. No soy una sesuda entendida en cuestiones mineralógicas pero cuando llega a casa la invitación me pongo de buen humor, porque todo eso de las rocas, fósiles y minerales me ha fascinado siempre, en parte por descubrir la forma increíble en que las fuerzas telúricas ordenan los átomos. Amatistas, cuarzos, piritas, esmeraldas, bismutos... la variedad es enorme y abrumadora.


   Este año, la novedad para mí ha sido la shungita, un mineral de composición carbonosa que se encuentra únicamente en la región de Karelia (Rusia). Los lugareños, y los amantes de lo esotérico, presumen de sus propiedades mágicas relacionadas con la limpieza de malas energías, la depuración de las aguas y el poder de curar todo tipo males de nuestro organismo en cualquiera de sus manifestaciones. Lo cierto es que la shungita posee una oscuridad que la hace hermosísima e irresistible.



   Aunque este evento tiene carácter científico, siempre hay algún rincón donde alguien interpreta a su manera las propiedades místicas del cuarzo o el jaspe vendiéndolas en forma de colgantes, péndulos, pirámides o esferas a modo de amuletos que atraen de manera infalible la suerte, el amor y la fortuna. A mí me hacen bastante gracia este tipo de asociaciones, pero he de reconocer que de alguna manera reflejan la relación ancestral que el ser humano ha tenido con estos elementos excepcionalmente bellos o extraños gestados en las entrañas de la Madre Tierra. Todavía hay muchos que los consideran como un precioso concentrado de poderes mágicos.



   Con el suficiente tiempo y presión la alquimia de la tierra crea maravillas. Esas son las principales fuerzas que actúan en la génesis de estas formas y colores, que causan el estupor de muchos que dudan de su natural origen. "Tiempo y presión" se decía el preso Andrew Dufresne (encarnado por Tim Robbins) en la película "Cadena Perpetua", una rareza entre todos los demás presos, por ser inocente de verdad y por ser un hombre culto con aficiones extrañas, como la Geología, donde la sensibilidad y la observación son cualidades claves. El tiempo y la presión en la cárcel modificó su carácter como lo hace la tierra con el diamante y  el personaje utiliza estas dos palabras a modo de mantra hasta el final de la película, donde una roca volcánica es la clave que esconde el tesoro de la libertad.




Bueno, además de la negra shungita descubrí algo que siempre había estado ahí pero que no supe mirar en todas las ediciones anteriores de esta feria. Hablo de las Piedras de Visualización. Un descubrimiento alucinante.

Las piedras de visualización forman parte de la tradición oriental. Desde hace milenios los emperadores chinos hacían partir a buscadores de estas piedras por todo el Imperio y más allá. En cualquier hogar chino que se precie gusta de tener una de estas piedras en un lugar destacado de la casa no solo porque sean bonitas, como haríamos nosotros, sino porque la observaban con atención para ver paisajes sugeridos por sus formas, colores y otras características. Os podéis hacer idea de su importancia si os digo que estas piedras de visualización se heredan de generación en generación y que tienen un valor económico elevado dependiendo de su belleza, composición o lugar de procedencia. Y sí, he dicho "valor económico elevado", es decir, yo no tengo ninguna en el salón de casa, pero no me voy a rendir.

Siempre digo que la mirada y la sensibilidad oriental no tiene nada que ver con la nuestra, así que abrid bien vuestros ojos y dejaos llevar por este "test de Rorschach" (ese de las manchas de tinta) sobre piedras.



   La cosa consiste en lo siguiente: Hay que colocarse delante de la piedra en cuestión y mirarla con atención relajada, dejando que sea nuestra particular percepción la que juegue con la imaginación y así poder "ver" formas, paisajes o figuras que nos sugieran las vetas o estructura de la roca. Además de ser algo que nos ayuda a parar la mente y apartarla de lo superfluo, nos hace ser conscientes de los detalles antes ignorados de lo que nos rodea y de paso a airear el sótano desordenado de nuestro inconsciente. Haced la prueba mirando la primera foto durante un rato y obtendréis una sesión de meditación gratis. No tengáis prejuicios ni os auto-censuréis con lo que veis. Aunque sea la misma piedra siempre se ve algo nuevo, depende de nuestro estado de ánimo, experiencias vividas y demás.



Y es que desde que el ser humano es lo que es, las pareidolias (reconocer patrones significativos como caras u otras figuras en estímulos ambiguos y aleatorios) han jugado un papel importante en nuestra interpretación del medio. Si os dais una vuelta por la Ciudad Encantada de Cuenca o por una cueva con arte rupestre lo entenderéis enseguida. Se tratan de lugares de poder que nos fascinaron desde la más remota antigüedad por provocar en nosotros asombro y reverencia.





Probad a disfrutar con la contemplación de esos paisajes en miniatura contenidos tan humildemente en una simple roca. Además de la mirada científica o del geólogo aficionado, que ya es en sí misma increíble por todo lo que enseña del orden del universo en el que vivimos, dejad llevaos por la mirada de imaginación sin prejuicios y relajaos. Yo por mi parte, me conformaré con salir al campo y deleitarme con infinidad de maravillas que están esperando a ser descubiertas o leídas con atención plena.




Algunas recomendaciones:

  • Coleccionistas españoles nos explican la historia y detalles de esta tradición oriental con ejemplos ilustrativos maravillosos:





  • Información sobre venta de piedras de visualización:  



  • Y, por último, os recomiendo encarecidamente visitar en Madrid esta feria o bien curiosear por cualquier puesto de minerales o fósiles:










domingo, 17 de abril de 2016

¿Quién es el Maligno?


 

Como últimamente estoy muy Happy Flower he decidido hablar de algo que existe y nos rodea, algo no tan guay, sino más bien siniestro, porque en la vida no todo es belleza esperando a ser descubierta. En ella también existe la maldad, la injusticia, la indiferencia... sí, todo eso de lo que no nos gusta hablar porque no está de moda o porque si lo haces eres un amargado que no piensa en positivo, etc. Pues todo eso que no nos gusta existe por más capas de algodón de azúcar que le pongamos encima y es mejor asumirlo ¡Qué le vamos a hacer! Así que os invito a que descubramos algo sobre el Maligno... si os atrevéis a saberlo, claro.



¿Quién es el Maligno? ¿Cómo se manifiesta? ¿Dónde se esconde? En el frágil y borroso límite entre el Bien y el Mal, que los humanos hemos construido para explicar nuestra propia dualidad, aparecen entes o seres que nos dominan los sentidos y la mente, que esperan con avidez en los oscuros pliegues de nuestra alma para alimentarse de su tormento y tras nuestra muerte conducirla a sus dominios. Pero esto es una parte de la historia. Muchos diréis que en realidad se trata de un mito para tenernos controlados en tiempos pasados y que aún pervive, otros dirán que es un símbolo de nuestra propia naturaleza o de un cuento para asustar a los más ingenuos y algunos creerán que es algo absolutamente real...

La verdad es que si hurgamos un poco en la historia de los mitos rápidamente esa visión del Mal se queda en eso... una historia de miedo y punto, pero una historia que aún muchos quieren creer.  El escritor Daniel Defoe, ese que nos tuvo en vilo con las aventuras y desventuras del pobre Robinson Crusoe, escribió en 1726 un libro atrevido para la época e iluminador, "La Historia del Diablo". Lo encontré en la biblioteca de mi barrio en una edición reciente y me quedé alucinada por su frescura. Pero aún después de este libro las ideas sobre el tema han cambiado aunque no para todos.  Hoy en día para muchos creyentes cualquier hecho extraño lo consideran una prueba más de su existencia, por ejemplo las posesiones, que se acompañan de gran cantidad de comportamientos llamativos e incomprensibles. Y para los otros creyentes que además son  adoradores del Demonio, realizar ritos de lo más repulsivo y desgarrador es dar gusto a tal ente con fines que sólo ellos conocen, los seres humanos somos así.

Pero, hay otro tipo de adoradores de Lucifer que no son seres sanguinarios ni violentos, entre otras cosas porque afirman que la historia que nos han contado no es exacta. Los más famosos son los adeptos a la Teosofía (con la inquietante Madame Blavatsky a la cabeza) que consideran a Lucifer como el portador de la Luz, castigado injustamente y arrojado del cielo por un Dios demasiado severo. 



Me recuerda, en cierto modo, al mito griego de Prometeo, benefactor de la humanidad ante el todopoderoso Zeus. Prometeo nos regaló el fuego y siempre buscó el bien para sus muñecos de barro, pero sus desencuentros con Zeus trajo muchos problemas para él y para todos nosotros (cuando Pandora abrió la dichosa caja con todos los males del mundo y todo eso). Según esto que exista el mal repartido por el mundo en realidad es por culpa de Zeus y Prometeo sufrió castigo atroz por defendernos. Como veis las creencias son un poco relativas si nos molestamos en hurgar un poco en su historia. Decidle a un griego antiguo que eso era mentira y que lo del Diablo es verdad... se ofendería muchísimo y dirá que los judíos y cristianos copiaron su mito.




Nos han enseñado a creer que el Diablo existe agazapado, que nos tienta, que intenta que nadie sepa de él ni de sus planes para así poder actuar desde la sombra y susurrarnos al oído, meterse en nuestra mente y provocando el que hagamos actos horribles. Los psiquiatras desde hace ya mucho tiempo dicen que muchos de los casos más extremos se tratan en realidad de enfermedades mentales de diverso origen que trastornan nuestro juicio y nuestros actos, pero siempre hay alguno de esos casos que por su complejidad reafirma la fe de los temerosos o los adoradores del Maligno.

Lo cierto es que al final echamos la culpa de nuestros más bajos instintos a un demonio que nos provoca o a la enfermedad... pero también se la echamos a que tuvimos una terrible infancia o a que la vida es dura, etc y que hay que ser espabilado (eso me dijo uno que me hizo una buena jugarreta y se quedó tan ancho).  Quitamos la culpa y la responsabilidad de nuestras acciones como quien se quita el polvo sobre los hombros o se lava las manos como Poncio Pilatos. Siempre hay un buen motivo que justifique lo injustificable. Eso es mucho más cómodo y fácil que hacerse responsable de lo hecho y asumir las consecuencias.

Yo no quiero pecar de ingenua y menos aún de engreída, así que ante la pregunta de si existe o no un ente maligno que entra en acción de vez en cuando en forma de asesinos en serie, locura, guerras, posesiones, hambre y enfermedades, diré que para mí tan solo es un símbolo de nuestra propia debilidad y maldad como seres humanos, pero lo diré a media voz... ¡que no quiero que se ría de mí el Diablo!

Conocemos el terrorismo, conocemos a los psicópatas de traje y corbata o con tacones y Channel que se pasean por bancos y empresas, y conocemos a ésos que torturan día a día con comentarios hirientes o sabotajes continuos a sus compañeros de trabajo, pero el horror de verdad, con mayúsculas... no lo conocemos, lo siento. Salvo algunas personas a las que les ha tocado la desgracia de lleno, los demás vivimos inmersos en la cultura del bienestar. Sólo hemos oído hablar de lejos de las guerras o de la peste, del hambre de verdad o de la esclavitud, pero no hemos vivido nada en primera persona, solo en las películas o a través de las historias de los más viejos.

Antiguamente pensaban que el Maligno desplegaba sus alas sobre nosotros provocando todos esos horrores incomprensibles o Dios nos castigaba por sucumbir al primero, como si fuésemos peones de su juego de tronos, pero sinceramente, estaréis conmigo en que nosotros solitos nos valemos y bastamos para liarla tanto en la cola del supermercado como atarnos un cinturón explosivo en un aeropuerto.

Para mí, está en nuestra propia naturaleza tanto la malignidad como la luz, y es nuestra responsabilidad dominar a una y ensalzar a la otra, y si no que se lo digan a Darth Vader o a Luke Skywalker. El mito se renueva con los tiempos, pero nosotros seguimos con la misma lucha a nivel individual y social. Quizás deberíamos entenderlo así, como dos cosas que cohabitan en nosotros, como los famosos lobo blanco y lobo negro o como el Ying y Yang, cada uno es parte del todo.




Me encantaría que dentro de este orden del universo en el que vivimos fuera factible solo la luz, pero los grandes sabios nos repiten que no habría luz sin oscuridad, así que tendré que aguantarme. Ojalá descubrieran una terapia genética que eliminara al menos la psicopatía tan destructiva y nos dejara solo con esas luchas cotidianas que se pueden resolver con la negociación, el diálogo y la buena fe. Hasta que llegue ese día supongo que el Maligno seguirá campando a sus anchas.

Si os paráis a contemplar la bellísima escultura dedicada al Ángel Caído, ubicada en el Parque del Buen Retiro de Madrid, podréis ver al Diablo, aún con alas de ángel, con rostro entre enfurecido y rebelde, con un cuerpo joven y armonioso rodeado por una serpiente. Para mí refleja a la perfección la ambigüedad, lo difuso del Bien y del Mal, el castigo merecido o desproporcionado ¡quién sabe!


La próxima vez que veáis el ambiente cargado de maldad preguntaos quién es el Maligno, quién es el instrumento de quién, si nosotros mismos o un ente perverso que nos maneja. No os asustéis de lo que somos capaces de hacer aún creyéndonos una "mosquita muerta" (las buenas intenciones también traen muchas desgracias)


¡Hasta la próxima y elegid ser buenos!




HISTORIA DEL DIABLO.  Daniel Defoe

"Publicó en 1726 esta Historia del Diablo en la que sigue sus huellas y testimonios desde los orígenes de la humanidad hasta la época moderna, haciendo gala de sus vastos conocimientos políticos, históricos y literarios, de su erudición bíblica y, sobre todo, de la sutil ironía que caracterizó su obra"


EL HORLA. Guy de Maupassant

Desasosegante relato en el que nos hace dudar si el protagonista padece una extraña enfermedad mental o si está siendo acosado por un verdadero demonio venido de lugares exóticos dejando muerte y locura a su paso. 













Ricardo Bellver es el autor en 1877 de una de las poquísimas esculturas del Diablo en el mundo. Maravillosa. Os diré que está colocada a 666 metros sobre el nivel del mar en Alicante, algo que no se sabía en la época. En Madrid siempre rondamos el número de la bestia arriba o abajo, así que no es de extrañar que coincida. Casualidad dirán algunos pero otros... ya estarán pensando otras cosas. Si preguntáramos los motivos por los que hay tanta gente haciéndose fotos en ella... miedo me da.

Por su orgullo cae arrojado del cielo con toda su hueste de ángeles rebeldes para no volver a él jamás. Agita en derredor sus miradas, y blasfemo las fija en el empíreo, reflejándose en ellas el dolor más hondo, la consternación más grande, la soberbia más funesta y el odio más obstinado



Milton: El paraíso perdido, canto I


jueves, 17 de marzo de 2016

La música de las esferas existe



Ya... ya sé que en el espacio no se transmite el sonido, ya sé que no se escuchan las explosiones de los motores de los cohetes, ni el crujir de la chatarra espacial, ni el vuelo de un asteroide a toda velocidad, ni siquiera se oye nada a lo Star Wars, lástima. Pero el Universo, lejos de estar callado, es una sucesión de ritmos y canciones por doquier emitidos por estrellas moribundas, planetas girando sobre sí mismos, soles palpitantes y demás entes cósmicos que parecen estar vivos. Sus ondas de luz andan de aquí para allá en permanente viaje y el silencio deja de serlo para los que quieran escuchar.

Parece ser que lo de la "música de las esferas" no es un rollo místico o sobrenatural remakeado por la New Age, sino un conocimiento fundamentado en las matemáticas y la física que los astrónomos han logrado demostrar con ayuda de sus radiotelescopios. Nunca olvidaré la película "Contact" en la que la Dra. Arroway (la maravillosa Jodie Foster) se obsesiona por escuchar esos sonidos del Cosmos en busca de patrones de regularidad en el caos para encontrar un mensaje de vida extraterrestre inteligente. Pero hay mucho que escuchar ahí fuera además de ese ansiado mensaje.

Mucho antes que estas enormes antenas apuntaran al cielo para registrar sus pálpitos, ya los griegos lo decían... Efectivamente, ya lo sabían ellos, como casi todo. El gran Pitágoras, el matemático, músico, político y chamán (porque en la antigüedad no había divisiones absurdas en el conocimiento, ni eras de letras o ciencias y el límite entre ideas religiosas y científicas tampoco estaba muy claro) pues, como digo, el gran Pitágoras supo conjugar su propio intelecto con lo que aprendió en su vida en los templos egipcios y en Babilonia con sus magos-astrónomos. 




Pitágoras no solo se trajo el famoso teorema de aquellas tierras sino todo un conjunto de saberes que él supo sintetizar y enriquecer. Decía, por ejemplo, que los planetas al moverse producían unos sonidos los cuales no serían perceptibles por los humanos, que existía una armonía entre las esferas y que el universo entero se comportaba como un gran instrumento. Según en qué órbita se encontrara el planeta así sería su sonido y todos moviéndose a la vez creaban una armonía perfecta. Matemáticas y música estaban íntimamente relacionadas. Para el que le guste el tema de las escalas musicales pitagóricas y las matemáticas, que es alucinante, hay centenares de webs donde explica todo esto en profundidad.




La música del cielo existe de una forma callada, indefinida e hipnótica... bella. Todo en el universo tiene su sonido, cada reflejo de luz visible o invisible, cada onda no percibida por nuestros limitados sentidos, tiene su equivalente en la escala musical.

Hace algunos años descubrí los sonidos que se habían captado del Sol, los planetas e incluso de un púlsar. Tratados para que nuestro oído pudiera sentirlos expresaban la inmensa solemnidad de estos objetos que giran flotando en el abismo. Cualquiera puede acceder a ellos a través de la web de la NASA. 

También descubrí que muchas personas eran capaces de coger otros sonidos ambientales de la propia Tierra y utilizando programas informáticos y algoritmos con nombres extrañísimos para mí (la conjetura de Siracusa, las cadenas de Markov, el juego de la vida...) crear extrañas composiciones. Música y matemáticas se fusionan, tal y como decía Pitágoras, pero no hay que olvidar la parte intrínsecamente emocional de la música. Sin transmisión de emociones y belleza la música deja de ser música y solo es un juego experimental. Sí, de la secuencia del ADN han hecho música, pero la creatividad, la imaginación y los sentimientos en intérpretes y oyentes son claves porque los seres humanos funcionamos con lógica borrosa (Fuzzy logic) más que con matemática pura.

La Naturaleza es una fuente de música increíble y no solo se trata de cantos de pájaros, ballenas o lobos, como se venden en muchos discos. Cualquier árbol, oleaje, corriente acuática o magmática provoca vibraciones que se pueden traducir en música. No todos los oídos están preparados para escuchar estas músicas celestiales o terrenales, no estamos acostumbrados. El sentido de la música nos lo han atrofiado desde niños, sobre todo con el volumen. No sabemos escuchar, ni tenemos la paciencia ni la concentración para ello, ni el oído ni la sensibilidad. Los ritmos de la música han variado enormemente y la música clásica sigue siendo algo pomposo para muchos. Lo del disco con notas de sintetizador flotando entre canto de pájaros es una cosa, pero lo de la música de las esferas es otra muy distinta. Para escucharla debemos estar con los oídos de la mente bien abiertos sin prejuicios para captar las sutilezas que jamás alcanzará a tener la música comercial moderna de los últimos veinte años (con todos mis respetos, que son pocos, lo siento).

Ahora es posible escuchar al Cosmos con radiotelescopios propios, como hacen ya muchos astrónomos amateurs y no con gigantescas antenas como la Dra. Arroway. Con gran maña lo han logrado muchos de ellos y explican cómo hacerlos o adquirirlos ¡Si Pitágoras levantara la cabeza!

Un amigo mío astrónomo, Rafael Balaguer, me lo hizo saber "¡Claro que la música de las esferas existe!", me dijo, "Un amigo mío, músico e informático, y yo hemos hecho esto con la luz de la Luna..." Y claro, me quedé loca. Con los cascos puestos me dejé llevar con el arrullo de la Luna, una música entre angelical y perturbadora, poderosa y mágica, una dulce nana a la Tierra de nuestra compañera ancestral en nuestro viaje alrededor del Sol. Me dice que están preparando cosas muy interesantes pero "hasta aquí puedo leer" ...  en cuanto lo tengan actualizaré esta entrada. Mientras caminaba por la calle escuchaba esta música puesta en modo bucle que me había atrapado por completo, hipnotizado totalmente. 




Vino a mí la idea de que durante toda la existencia de nuestro genero "homo" y mucho antes, todos nuestros ancestros habían admirado la Luna, contemplándola bien como un elemento más del paisaje e incluso deidificándola. También hemos logrado llegar a ella, pisarla y analizar sus rocas, olerla y ahora la hemos oído cantar. Dicen que volveremos pronto a la Luna, espero que no sea para interrumpir su canto.

Nos consolamos pensando que somos parte de ese misterio, una parte más o menos inteligente que cada día que pasa arranca un secreto más con ayuda de la ciencia, pero que al hacerlo se nos muestran otros enigmas más increíbles. Y mientras el Universo entero, con sus esferas y cuerpos celestes, toca su melodía indiferente ante nuestro asombro perpetuo. Canta epopeyas del espacio-tiempo remoto y de sus orígenes violentos, canta eternas sagas de tragedias, nacimientos y muertes antes de convertirse en supernovas, canta los choques entre cuerpos y la atracción hacia el horizonte de sucesos de los agujeros negros, los precisos púlsars y el errático vagar de las rocas solitarias.





"Cantar" es un término poético que utilizamos para describir nuestra percepción de estos sonidos, pero en realidad los seres humanos asignamos inteligencia y sentimientos, e incluso alma, a todo aquello que parece tener vida propia. Las esferas "cantan" como consecuencia natural de su movimiento, vibración, de su física y química, nada más, pero ... ¡Seamos animistas por unos momentos y dejémonos flotar por las ondas mientras las escuchamos y viajemos por el Cosmos!

La poesía la ponemos nosotros y, tal y como decía mi "amigo" Carl Sagan, la consciencia de todo ello también. Esa inteligencia, sensibilidad y alma están dentro de nosotros mismos y todo lo proyectamos a lo sublime del cielo y sus esferas.

Citando a Walt Withman:


Abro mi escotillón en la noche y veo constelaciones sembradas en el infinito.

Y todo cuanto veo se multiplica y se pierde más allá,
se liga con sistemas invisibles,
se extiende y se expande más allá…..
siempre más allá y más allá……

Mi sol tiene su sol y alrededor de él gira sin descanso;
va con sus camaradas de un sistema superior
y otros mayores siguen
y otros mayores y mayores……..

Todo gira, nada se para ni puede pararse.

Si yo, tú, todos los mundos, todo cuanto existe debajo y fuera de esos mundos, se tornase de pronto en una
pálida neblina, nada importaría en el tiempo……

Seguramente volveríamos a estar donde ahora,
seguiríamos caminando adonde vamos
y después……. más allá y más allá.


Canto a mí mismo (fragmento  de XLV)
  

                           

¡Disfrutad del concierto!


La Noche estrellada de Vincent Van Gogh



Algunas recomendaciones:

 Basada en la novela de Carl Sagan... ¡emocionante y fantástica! Trailer


El sonido de los planetas captados por la sonda Voyager




Los sonidos del espacio interestelar , espectacular!!!


 "Vidas de Pitágoras", maravilloso libro de David Hernández de la Fuente

 Publicación donde muchos aficionados y profesionales se ponen al día de sus progresos y novedades. Aquí mi amigo Rafael Balaguer tiene un estupendo artículo sobre la captación de los sonidos de Júpiter. En su web podréis encontrar mucha información de sus actividades (aviso: está en catalán, buscad un traductor, merece la pena): http://www.telurium.net
 Emocionante podcast de Milenio 3 donde Jose Manuel Nieves nos enseña los sonidos de los planetas. 

http://www.radiosky.com/

 La Tierra, así suena nuestro planeta, https://youtu.be/NhAXIjJ56xE


"El Universo es música", interesante artículo de Emilio de Gorgot con amplia información.



Web de Stellar music project, en inglés. Explica muy clarito todo y también hay sonidos: 
http://www.konkoly.hu/staff/kollath/stellarmusic



 Mike Oldfield... cómo no, tenía que estar aquí. Su álbum Music of the Spheres... precioso

jueves, 25 de febrero de 2016

Vayamos al bosque...

Mi último descubrimiento tuvo lugar al toparme con una noticia en Twitter sobre algo que no había oído en mi vida pero sí había experimentado: los Baños de Bosque.

¿Que qué son los baños de bosque? Pues no lo voy a decir, prefiero que os contestéis vosotros mismos porque, si alguna vez os habéis dado uno (espero que muchos) sabréis inmediatamente de qué se trata. Y es que, como dice la bióloga Rachel Carson en sus maravillosos libros, conocer no es ni la mitad de importante que sentir.

¿Y qué se siente en un baño de bosque? Pues probablemente habréis sentido una especie de inmersión en un lugar e instante eternos, habréis creído estar envueltos por una atmósfera donde la vida resuena en mil vibraciones de fragancias, luces y sonidos, donde una palpitación ajena y a la vez propia se sincronizan a cada paso, donde los árboles, esos mágicos seres inmóviles, sin ojos a los que mirar (como diría el escritor  D.H.Lawrence) son solemnes antenas naturales en permanente emisión de secretos antiguos y que nos hablan... Como veis, todas estas sensaciones son como una sesión de esas de Mindfullness, tan de moda ahora, pero a lo bestia.

Y es que durante un paseo en silencio por un bosque cualquiera podemos oír desde el canto de los pájaros, que se avisan entre sí de nuestra intromisión en su paraíso sagrado, hasta casi el andar de una hormiga, y también podemos ver el correr ascendente de una ardilla que solo deja en nuestra retina una rojiza mancha difuminada que se esfuma entre las ramas. Entonces comprendemos, y hasta podemos intuir, que hay muchos ojos y orejas escondidos tras las piedras, troncos, arbustos y hojas caídas dilucidando si somos o no una amenaza para su supervivencia.

Y luego están los árboles, los que apenas se mueven pero alimentan y soportan toda esa grandeza. ¿Habéis abrazado alguna vez a un árbol? ¡Hacedlo, por favor! No es una persona ni un animal, pero sí un ser vivo, probablemente anciano, fuerte y sabio. Así nos los han contado desde la más remota antigüedad a través de muchas historias y leyendas... por algo será. Hasta nosotros ha llegado, por ejemplo, la historia del mítico fresno perenne Yggdrasill de los vikingos y también la del tpuy Autana, el árbol sagrado de la vida de los piaroa venezolanos (que en realidad es un cerro que recuerda a un enorme tocón). Los árboles, desde sus raíces hasta sus ramas más altas han sido venerados por ser un nexo de comunicación entre la tierra y el cielo, con sus raíces descienden hasta las moradas del Inframundo y con sus ramas acceden hasta las moradas del mismísimo séptimo cielo, dejando nuestro universo físico cotidiano a medio camino.

           

El bosque ha sido siempre refugio de nuestros sueños, pero también de nuestras pesadillas, en las que no solo Caperucita huye del lobo, sino donde ocurren toda suerte de encuentros prohibidos y de ritos extraños. No sé si os habéis perdido alguna vez en un bosque pero no es una buena experiencia. La desorientación y la inexperiencia del novato urbanita pueden provocarle el pánico y hacerle perder de vista las migas de pan dejadas por el camino. Perdernos en el bosque sin nuestros talismanes tecnológicos nos vuelve humildes ante la magnificencia de la naturaleza, volvemos a ser seres humanos, un animal más del bosque, solos con nuestros miedos, recursos y fuerza vital. 

¿Cuántas historias de miedo tienen como escenario un bosque? Muchas. En los bosques hay lobos escondidos, duendes, fuegos fatuos, brujas horripilantes en chozas camufladas, insectos voraces, pájaros de mal agüero, trolls, asaltantes de caminos sin escrúpulos, todos cobijados entre las sombras... pero también hay hadas, ninfas y Robins Hoods ¡menos mal! En los bosques hay oscuridad y hay luz, silencios y voces que no sabemos ubicar y, sobre todo hay muchas historias guardadas en los anillos de los árboles de antiguas tragedias y también de bonanzas.

Como decía en un principio, al leer esta noticia, recordé los baños que yo misma he vivido en mis paseos por diversos bosques a la luz del día y también a la luz de la Luna. Así que quise saber más de esto que los maestros japoneses llaman Shinrin-Yoku, que enseñan a dar un paseo por el bosque como Dios manda: yendo sin prisas, sin móvil, sin cámara de fotos, sin hablar con el compañero y tan solo dejarse flotar y mecer por las olas de una inmensa cúpula verde.

Inicié mi búsqueda por la red de redes y al instante me vi chapoteando entre muchos comentarios y aportaciones geniales que transmitían otros avezados bañistas desde sus blogs que, como si fueran árboles de un inmenso y enmarañado bosque virtual que se dejan mecer por el viento de Google, fui sabiendo atisbar. Por ejemplo, me enteré de que el bosque nos sana a través de sus aceites esenciales, sus iones de carga negativa y sus bacterias benévolas que flotan por doquier. Al bosque nos lo llevamos a casa, y no solo cogiendo una hoja o frutos secos sino que lo incorporamos dentro de nosotros a través de la piel y la respiración, nos ayuda a curarnos de las dolencias del cuerpo, del estrés y del alma.

También he descubierto a dos personajes apasionantes y apasionados, sensibles y sabios ya mencionados anteriormente. Uno es el controvertido escritor D.H.Lawrence y la otra la bióloga Rachel Carson. El uno, con su novela "El amante de Lady Chatterley", donde el bosque es testigo y cómplice de una pasión amorosa. La otra, con sus libros llenos de enseñanzas como "El sentido del Asombro". Ambos me han dejado totalmente ALUCINADA. No digo más de ellos porque ya lo hacen de manera magistral dos blogueros de altura en "Los Árboles Invisibles" (Rosa Cintas y Teo Marañón).

                                                     
                                                     


Para finalizar, os invito a que os deis un buen paseo en algún bosque (o lugar con árboles en vuestra ciudad) donde podáis conectar o desconectar, lo que prefiráis. Da igual la época del año o si llueve... cada momento es especial. También os animo a que visitéis el bosque virtual de los miles de blogueros increíbles que comparten sus inquietudes, pasiones y saberes a todo el que quiera escucharlos.

Aquí van algunas recomendaciones:


- Blog Los Árboles Invisibles. Os ruego que leáis: "La señora Chatterley fue albosque" y "Cultivar el asombro", pero el blog al completo no tiene desperdicio.




 
- Novela "El bosque animado" de Wenceslao Fernández Flórez. Una auténtica delicia.










- Novela "El secreto del Bosque Viejo" de Dino Buzzati. Otra delicia.











- Novela "El amante de Lady Chatterley" de D.H.Lawrence. Bellísima descripción de la pasión, el erotismo y la naturaleza.










- "El Sentido del Asombro" y toda la obra de Rachel Carson. No se puede ser más elegante en medio de un bosque o playa, una mujer increíble.










- Audio podcast de Félix Rodríguez de la Fuente contando la leyenda del tpuy Cerro Autana en su programa "La aventura de la vida"... Absolutamente sublime.

"Una noche en el techo del mundo"



- Podcast de Juan Ignacio Cuesta y sus "Lugares de Poder", del programa La Rosa de los Vientos, donde en 11 minutos fantásticos nos habla de un bosque maldito referido en el poema del romano Lucano y del Santuario de la Serpiente en Cuenca. Leyendas de bosques y sacrificios ancestrales.


- En Youtube: Introduction to Forest Therapy and Shinrin Yoku de Association of Nature and Forest Therapy




¡Feliz baño!




"Hoy día mucha gente camina con la mirada baja y fija en el asfalto. Para ellos, la supervivencia consiste en sobrevivir un día tras otro, al jefe, a las entrevistas. Esas son cosas importantes, pero nos perdemos mucho si limitamos nuestras vidas al mero pavimento que hay frente a nosotros. Si tan sólo pudiéramos sacar algo de tiempo para alzar la vista -quizás nuestro descanso para comer, en un banco en el parque- descubriríamos porqué cuando lo hacemos nos sentimos mejor, nuestra imaginación se dispara y nuestros sueños y ambiciones despierta. La naturaleza nos hizo así"

Bear Grylls